sábado, 4 de abril de 2009

el budismo como camino de liberacion

El budismo es una de las grandes religiones históricas, nacida en la India como reacción a las especulaciones filosóficas de los Vedanta. Como diremos más tarde, el budismo se dividió relativamente pronto en varias ramas que fueron extendiéndose en varias direcciones del Asia oriental. Hoy el budismo es un mosaico de sectas, por lo que sería imposible sintetizar aquí el contenido doctrinal, filosófico y ritual de esta religión que constituye además fuente y raíz de diversas culturas orientales.
Ofrecemos solamente un resumen del contenido básico del budismo en sus varias dimensiones de Pequeño Vehículo (Hinayana) y Gran Vehículo (Mahayana).
1. El Buda histórico
La biografía de Buda está envuelta en multitud de leyendas posteriores de distintas procedencias. Pero se admiten como fechas más aproximativas de su nacimiento y muerte los años 563 y 483 a. C., respectivamente.
Se dice que nació en el seno de una familia real procedente del actual Nepal del sur, del clan de los sâkyas. Contrajo matrimonio y tuvo un hijo pero, unos años antes de su iluminación, alrededor del año 531 a. C., abandonó a su esposa e hijo y abrazó la vida de los monjes errantes que seguían las teorías filosóficas de los brahmanes y practicaban el yoga bajo la dirección de algunos maestros.
Sakyamuni — (sakya y muni (iluminado) — sin embargo, no quedó satisfecho con aquellas teorías porque las consideró demasiado abstractas y lejanas de la realidad. Y se dedicó a buscar la luz que deseaba, concentrándose en el propio esfuerzo.
Hacia el año 531 a.C. dejó de ser un simple hindú para convertirse en un iluminado o buda, es decir, despierto.
Esta iluminación consistió en el conocimiento de sus existencias
precedentes y de las causas que le había llevado a esa variedad de transmigraciones bajo diversas formas de existencia. Descubrió que todas las formas son transitorias, que todo es fluir, que la raíz de ese permanente cambiar de existencia está en las pasiones, en la ignorancia.
La iluminación significó para él liberación o salvación. "La realidad que he conseguido es profunda, difícil de entender, rara, llena de paz, más allá de todo razonamiento, sutil, comprensible para el sabio..."
Para llegar a esta comprensión es necesaria la renuncia de todos los apegos, la extinción de los deseos, la cesación de toda sed.
2. Los libros sagrados del budismo
La doctrina de Buda se halla en los libros sagrados del budismo de los cuales sólo mencionaremos los principales.
Buda no escribió nada. Predicó en el dialecto de Magadha pero ordenó que cada uno aprendiese la doctrina en su propia lengua.
En la India, las enseñanzas eran "oídas" (sruti) y transmitidas por tradición oral. Pero ya entre sus primeros discípulos surgió el deseo de tener por escrito esa tradición y, en efecto, en tiempos del rey Asoka, ya se encuentra algún escrito referente a las enseñanzas de Buda. En el siglo I a.C. existe ya una lista de libros canónicos escritos en pâli y redactados en Ceilán.
El canon Pali transmite la auténtica enseñanza del budismo y es admitido en su mayor parte por todas las escuelas budistas. El budismo hinayâna es el único canon que reconoce. Es básico para la historia del monacato budista. Son 30 libros, con una extensión cuatro veces mayor que la de la Biblia.
Sin embargo, el budismo Mahayâna admite otro canon redactado en lengua sánscrita que es la lengua admitida por esta rama budista para la interpretación de los textos budistas. No es un canon estrictamente dicho pero sí es una colección de libros sagrados, fundamentales para comprender el pensamiento filosófico-religioso del budismo Mahayâna.
Estos libros sagrados tienen el nombre de sutra (aforismos) y son eminentemente doctrinales, incluso filosóficos en el auténtico sentido de la palabra. Son, por supuestos, fuentes esenciales en el budismo Mahayâna.
3. Doctrina fundamental budista
Buda, tras conseguir la iluminación, hubiera preferido guardar un silencio inefable sobre la verdad absoluta, como correspondía a un iluminado pero, movido por la compasión hacia los demás, proclamó las cuatro verdades fundamentales que son el punto de partida del camino budista.
1ª. Todo es dolor.
2ª. La causa del sufrimiento es el deseo, la sed.
3ª. La salvación o liberación del dolor se consigue con la extinción
de todo deseo, de toda sed.
4ª. El camino para llegar a la extinción de todo deseo es el "camino óctuplo" que se reduce a la moralidad, la concentración mental y la sabiduría.
A partir del sermón de Benarés, toda la actividad de Buda se redujo a repetir y explicar esta doctrina.
La primera verdad — todo es dolor — tiene un sentido eminentemente existencial y, en su concepto de dolor, abarca la limitación y la sujeción o esclavitud a algo. No se refiere al dolor físico o psíquico sino a un dolor metafísico, existencial. Con ello se destaca la contingencia que se revela en la dependencia, transitoriedad y sufrimiento.
Con esta teoría, Buda se aparta de las corrientes ideológicas tradicionales en la India y, aunque aparentemente revela pesimismo y fatalismo pasivo, cuando hace la diagnosis de este dolor y señala el camino para liberarse de él, ofrece ya una vía religiosa que infunde optimismo porque abre un camino de liberación y salvación para todos, que es grandemente activo y dinámico.
Pero, en realidad, la primera verdad es un punto de partida fundado en la experiencia vital y manifiesta una dimensión filosófica que luego se desarrollará en la segunda verdad.
La segunda verdad se refiere al origen del dolor. Y es que el dolor no ocurre al azar en ningún aspecto de la vida, ni en lo físico ni en lo psíquico ni en lo metafísico, sino que tiene un origen.
El origen lo encontró Buda en la relación efecto-causa, que ya venía admitiéndose tradicionalmente en la India por los que defendían la ley de la transmigración. Buda defiende que la existencia actual y sus fenómenos están relacionados con los actos del hombre. Éstos son la causa; la existencia actual es el efecto. Es una sucesión no un simple paso o traslado del alma individual de un cuerpo a otro — que eso es la transmigración —. El karma o acción del hombre hace que, en virtud de la causalidad retributiva, una existencia suceda a otra, como el fuego de una antorcha pasa a otra, hasta que se logra la extinción o liberación del ciclo de existencias (samsâra).
La segunda verdad ha sido siempre fuente inagotable de reflexión filosófica dentro del budismo. En ella radican las consideraciones acerca de las causas del proceso kármico, que se dividen en inmediatas, como los deseos, las pasiones y todo lo que cae dentro de la idea de sed; y causas últimas o radicales, como la ignorancia, que entran en el campo del conocimiento. Precisamente la ignorancia es la causa radical más profunda pues vicia al hombre y le hace vivir en un mundo de ilusión y de sensaciones.
Además de la ignorancia, está la conciencia, que es un sentido de individuación y que da lugar a los seis sentidos con sus correspondientes sensaciones. Sensaciones que dan lugar a la sed o deseos, y pasiones que condicionan los fenómenos de la existencia como el nacimiento (propiamente, re-nacimiento), la vejez, la muerte.
La tercera y cuarta verdad tienen una proyección eminentemente religiosa y se refieren a los caminos de acceso al nibbâna o, en sanscrito, nirvana, que es la extinción de los deseos. Esta es la meta salvadora. Por eso, las dos últimas verdades marcan la espiritualidad propia del budismo.
Es una meta que todas las escuelas del budismo admiten. Podrán ser diferentes los métodos para llegar a ella pero el fin es el mismo. En cuanto a los medios, el budismo ha sido siempre indulgente y nunca ha declarado la guerra a nadie por promover otros medios. Eso sí, se ha esforzado por explicar el significado de esa meta absoluta.
El nirvana no es un estado ni una condición. Es, más bien, un no-estado, una no-condición, aunque se dan también algunas definiciones positivas: inmortalidad, que implica, superación de la frontera de la muerte, lo más real porque supera toda oposición limitativa entre los relativos. Se habla a veces de iluminación, "cruzar la corriente", "llegar a la otra orilla", liberación...
Hay un doble nirvana: uno en esta vida, que consiste en la destrucción de todo vínculo, aun con los elementos de la existencia; otro es el definitivo y aquí hay variedad de nirvanas o paraísos. Pero viene a ser la entrada en lo profundo del propio ser con la desaparición de todos los deseos.
Aquí tienen lugar la variadas y polifacéticas escuelas religiosas, cada una con sus peculiaridades propias en cuanto a doctrinas, ritos y formas de caminar hacia el nirvana.
4. Caminos búdicos de salvación
El budismo aparece en sus inicios como un humanismo que propugna la igualdad de todos los hombres, la paz y la concordia entre todos los seres y que señala como meta la liberación del yo y, en último término, la salvación. Por eso chocó desde el primer momento con la tradición hindú referente al sistema de castas y con la doctrina abstracta del brahmanismo.
A los cien años de su fundación, el budismo empezó a fraccionarse hasta un número de veinte sectas. Sin embargo, vamos a mencionar solamente dos grandes ramas que configuran el mundo del budismo aun en nuestros días: el budismo Hinayana (pequeño vehículo) y el budismo Mahayana (gran vehículo).
El budismo del pequeño vehículo (Hinayana) es más cercano al budismo original. Centra su pensamiento fundamental en la tríada: Buda, el primordial; el Dharma, que es el verbo, y la Sangha o comunidad. Insiste en la existencia del dolor y su fe no va más allá de los hechos históricos, desechando toda especulación teológica o filosófica. Considera el nirvana como un paraíso o situación de felicidad absoluta, da al Buda el atributo de omnipresencia y concede escasa importancia a la vida mística.
Esta rama budista tiene su centro de desarrollo en Ceylán pero se extendió por el Sur de Asia, dando lugar a su vez a otras sectas.
En cambio, el budismo del gran vehículo (Mahayana) no admitía que el método de Buda fuese suficiente para evitar las reencarnaciones sino que introdujo una doctrina sobre la fe en la misericordia divina, es decir, del "Guardián del Oeste" o Amitabha, gracias al cual es posible alcanzar el término final que es la entrada en el país de la felicidad.
Esta rama budista floreció de modo especial en el siglo I p. C. no sólo en su copiosa literatura y cultivo del pensamiento de la reflexión filosófica. Al crearse el mahayana como escuela de sabiduría, se dio al budismo un carácter eminentemente filosófico pero respetando la fe en la meta final, el no­ser, el no­yo, por medio de los budas de meditación que, desde el nirvana, envían a sus mensajeros (bodhisattva) para salvar al hombre.
No cabe duda de que la rama más extendida en Asia es el budismo Mahayana. Se extendió hasta China, Corea, Japón y se afianzó como religión cultual y como pensamiento humanista y filosófico.
Por eso, creemos que el budismo Mahayana tiene hoy más prestigio y es la rama budista de mayor influencia en los países asiáticos donde se asentó. Son innumerables sus divisiones o sectas pero hay en todas ellas un substrato común que quiero resaltar de una manera casi telegráfica.
Toda su doctrina gira en torno a la salvación y los conceptos más barajados son:
Prajna o inconsciencia que viene a ser como la sabiduría o estado previo a la iluminación. La conciencia del yo debe desaparecer para adquirir la sabiduría.
El Mahayana es nihilista en el sentido de que niega la personalidad y los elementos que la componen, niega los fenómenos (son pura apariencia) y la causalidad.
La mística supone, para el budismo Hinayana, la ascesis que conduce a la convicción de que sólo existe lo inmutable y eterno. Todo lo que depende de una causa no tiene realidad. Tampoco hay que confundir sujeto y objeto. Con la mística sin ascesis no hay salvación y no hay salvación sin ascetismo. Por eso, Buda insistió tanto en el ascetismo monacal.
La conciencia universal es otro concepto típico y establece la relación entre dos existencias sucesivas. La duración lleva consigo devenir, fluir; por eso, la inmortalidad del budista es independiente del tiempo y del lugar. El mismo deseo de superar los límites del tiempo y del lugar estorba a toda liberación.
5. El budismo, ¿religión o filosofía?
Evidentemente, el budismo es una religión. Ante el hombre, convertido en problema, el budismo señala una meta de salvación y propone un camino para alcanzarla. De momento, no importa cuál sea la meta. El hecho es que tiene señalada una meta que podrá ser mejor o peor que otras, distinta a la meta del cristianismo pero, al fin y al cabo, es una meta.
Entre los medios, los hay de todo género pero sus caminos normales son la oración, la reflexión, la fe en Algo o en Alguien, la práctica de ciertas virtudes, ritos determinados, creencias relativas a la vida, al ser humano, al Absoluto, al cosmos, a la muerte, a la vida de ultratumba...
A pesar de su silencio ante Dios, ese mismo silencio es una forma de afirmar la existencia de un Algo absoluto. Cierto que el budismo no nace como respuesta a Otro, como una fe en Otro, sino como respuesta al el hombre que se encuentra hundido en una existencia contingente, dolorosa, paradójica.
El budismo no afirma la existencia de un Dios personal, creador, providente. Tampoco la niega. Calla sobre Dios y este callar viene ya a ser una forma de negarla. Esta actitud apofática hay que encuadrarla dentro del momento histórico de su época y nace como una réplica a la proliferación de concepciones del absoluto y de los devas mitológicos. Cuando filósofos como Nâgârjuna arguyen, lo hacen contra la admisión de infinitas divinidades y contra la representaciones de las divinidades hindúes. En cambio, no hay en el budismo una negación radical del Absoluto.
Muchas escuelas importantes del budismo admiten el absoluto aunque no lo consideren transcendente sino simplemente algo inmanente. Incluso se dan creencias sobre los tres cuerpos de Buda, o sobre los budas compasivos que vienen a ser como encarnaciones de Buda, tales como Amida y otros budas misericordiosos.
Los valores religiosos del budismo son múltiples. No es de poca importancia su ideal de perfección ascética y moral e incluso, en el caso de algunas escuelas, la idea de pecado y castigo, méritos y recompensas...
Por otro lado, la espiritualidad budista es sumamente rica en expresiones pero sin duda la más notable es el monacato que tiene variedad de formas y escuelas que son auténticas manifestaciones de espiritualidad que culminan en la iluminación. Esta iluminación puede ser gradual o repentina pero la tendencia india aboga por la iluminación gradual.
No nos cabe duda de que el budismo es una religión bien que en su patrimonio ideológico posea infinidad de elementos de índole filosófica. Dentro del budismo existen escuelas de pensamiento y de espiritualidad más o menos fieles a las enseñanzas e ideales de Buda. Suele darse también una armonía entre convicción religiosa y raciocinio, entre fe y razón y, en todo caso, un equilibrio entre religión y filosofía.

Para saber más:
COOMARASWAMY, Ananda K., Hinduisme et Bouddisme, Paris, 1968.
CAVE, Sydney, An Introduction to the Study of Some Living Religions of the East, London,1959.
ELIADE, Mircea, Historia de las creencias y de las ideas Religiosas, vol. IV, Trad. esp. de J. Valiente Malla, Madrid, 1978.
HANS TEUFEN, D., El mundo oriental, Edic. Luis de Caralt, t. 1, Barcelona, 1973.
VV. AA., Sources of Indian Tradition, edit. by W. M. T de Bary, 2 t., Columbia University Press, New York, 1958.

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